Romper el hielo fue, es y será siempre una cuestión inquietante. Cada vez que se presenta una situación de este tipo, nos imaginamos las mil y una formas de hacerlo, analizamos y definimos cual será la táctica para enfrentar la situación. Todo esto, sabiendo que el resultado de nuestra acción seguramente sea completamente distinto al que imaginábamos y, además, que tendremos grandes chances de hacer el ridículo. Y sin dudas, nos preguntaremos una y otra vez: ¿en qué estaba pensando cuando dije ésto?.