martes, 31 de diciembre de 2013

Borrar-espacio

Muchos días me la paso haciendo y deshaciendo sobre un documento de Word. Creo que me convertí en un autómata del borrado. Presiono la barra espaciadora y enseguida me desdigo con el “backspace”. Esa tecla representada con una flecha apuntando en sentido opuesto a las letras, que me recuerda que todo el tiempo vuelvo atrás.


¿Por qué arrancar un proyecto con tanta ambición y dejarlo a la deriva unos pocos meses después? ¿No creía yo que escribir era lo que me gustaba hacer? ¿Descubrí que no me gusta o simplemente no sé de dónde sacar las ideas?  Como no quiero perder el optimismo, prefiero elegir la última opción.

Pienso que la inspiración sale de las experiencias, de la contemplación y de resignificar determinados hechos a partir de una visión más detallada de los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor. Pero, ¡que poco me inspiro en estos días rutinarios! De casa a la oficina y de la oficina a casa. Del culo en la silla al culo en la cara.

La última historia decente que se me ocurrió fue a partir de un vuelo, observando a la Cordillera de los Andes y al sol caer detrás, por la ventana de un boeing 747. Ese cuento no tuvo nada que ver con mis experiencias vividas en ese viaje, pero en ese momento, a partir de la contemplación de ese nuevo espacio, mi cabeza empezó a atar cabos que me permitieron llegar a una breve ficción.

Todo esto me lleva a creer que para seguir dándole vida a esta pasión debo moverme en otro sentido. Poder funcionar sin el freno de mano. Poder generar cambios radicales en mi experiencia cotidiana que me resulten productivos y nutritivos para llevar a cabo la hermosa tarea de escribir.

Volviendo a la idea principal, transformar esa tarea autómata del “espacio-borrar” en algo positivo. Me pareció una buena idea darle un concepto a ese conjunto de acciones, dado que ese concepto me dibujó un mapa para una posible salida de este laberinto. El espacio-borrar puede también significar el borrado del espacio, con un simple enroque de las palabras.


Si este espacio donde me desenvuelvo día a día no me da respuestas, creo que es hora de modificarlo. Borrar ese espacio para ir en la búsqueda de otros nuevos. Tan grande es el mundo, tan diversos los paisajes y los ritos creados a partir de las distintas creencias culturales, que no me puedo quedar sólo con lo que hasta ahora he decidido vivir. El 2014 espera que le propongamos desafíos distintos, y en eso andamos los infinitos.

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